Ficha de Mei

*La noche domina el cielo ateniense apenas decorado por unas vanidosas estrellas, mientras sentada ante el fuego se encuentra una bella efigie femenina, que lleva en su diestra una enclenque rama con la cual mueve un poco la leña, en un ritmo suave pero constante justo para mantener vivo el fuego, esperando a que el extraño parado frente a esta tome asiento con el fin de así poder dar inicio a su relato*

-Me has pedido que te cuente mi historia…-*dice mientras con una elegancia innata levanta el rostro para posar aquella mirada, que durante el día puede comprarse con la frialdad de oro pero ahora ante el calor del fuego solo brinda la sensación de calidez del Astro solar ausente, en aquel desconocido del cual apenas se distancia por la fogata*-Y estoy aquí contándotela de la única forma que eh aprendido a contarla.- * las chispas del fuego exigieron tener su último minuto de gloría llamando al silencio de los dos seres, la joven comenzó a dibujar sobre el suelo unas extrañas líneas* Mi historia… no es muy diferente de las historias que podrías encontrar en este lugar, que podría ser insulso que la mía fuera más relevante que las demás… pero esta noche me siento egoísta y quisiera contártela… la historia comienza en Egipto…jeje lo lamento no recuerdo bien el nombre de la ciudad, solo se que el cálido Egipto fue el comienzo de mi leyenda.

No nací en las mejores condiciones, mi madre fue una pobre esclava barbará que me dio a luz en el lugar donde era encerrada durante las noches, quizás para su fortuna mi nacimiento fue el fin de su tortura.-* detiene su relato un momento no por el hecho de que lo necesitase sino al ver la reacción de su interlocutor*-No pongas esa cara, no la eh podido conocer como para extrañarla pero, si le estoy muy agradecida que me diera la vida, fue una gran proeza de su parte.-*sonrió suavemente, algo bastante extraño en ella* Es mejor que sigamos la noche aun no es eterna para nosotros. Algo que me dejo en herencia fueron sus ojos que permitieron que mi venta fuera bastante rápida, si era una esclava cuando nací.

Un mercader viudo que andaba de paso por aquellas tierras se enamoro de ellos y me compro, no puedo quejarme él me cuido bastante bien y me llevo a tierras maravillosas…aunque el precio por ver aquellas tierras eran pagado en las noches, el hombre que para mi era un padre detestaba a las mujeres y cuando tuve edad suficiente para soportarlos comencé a recibir los golpes con los que el se desahogaba. Quisiera pensar que aquellos golpes no eran directamente para mi sino para las mujeres que lo debieron haber hecho sufrir.

No le guardes rencor ni juzgues su posición porque quizás el día de mañana te toque estar en su lugar, además gracias a ello aprendí a recibir los golpes lo cual como sabrás, mi querido amigo, es una gran ventaja en nuestro oficio.-*rio con alegría un momento*- En uno de los viajes que realizaba con mi padre conocí a Kardia, el creo que tenía 21 años y entrenaba en los bosques donde yo había ido a jugar escapando del ojo vigilante de mi padre, no fue un gran encuentro y duro poco porque debía regresar antes de que el castigo fuera mayor. A pesar de que aun era pequeña puedo recordar bastante bien el encuentro con este, y a que al escucharlo hablar hizo nacer en mi el deseo de buscar algo mejor para mi y quizás con ese encuentro comenzó el mal karma de mi pobre maestro... lo reconozco debo ser su dolor de cabeza más grande.
Seguí con mi padre hasta cumplir los 7 años que fue cuando me creí capaz de sobrevivir por mi misma y un incidente dejado por la mano de los dioses que consistió en que mi padre llego ebrio a la posada y tras no quedar satisfecho con la golpiza que me dio intento arrancar los ojos que tanto le gustaban.* con cuidado tomo un trozo de leña que tenia a un costado y lo lanzo al fuego que amenazaba con extinguirse*- Para mi ventaja fue en estas tierras griegas, pero el gran problema fue que no tenia oficio, dinero o alguien que me diera cobijo, es decir, no tenia forma de sobrevivir, por lo que las calles se acabaron convirtiendo en mi hogar acabe viviendo como un pequeño ladrón….si como un muchacho-*sonrió divertida al recordarlo, por lo que con una voz un poco más alegre siguió su relato*- como aun era pequeña me pude confundir con ellos, pero para ser honesta me era difícil seguirles el paso o poder combatir con ellos por la comida que robábamos, por lo que durante las tardes escapaba con otra niña de nuestra pequeña pandilla para poder entrenar y conseguir un poco de comida...¡oh! es cierto debería contarte de ella, era la unica amiga que tuve una simpática niña de cabello dorado, bastante fuerte y energética era 3 años mayor que yo...no puedo decirte su nombre pero la llamaremos Alfina porque su nombre real es algo que ya no importa.
¿En donde iba? ¡Ah si!... No era yo la mejor de las dos para la batalla pero daba mi mejor esfuerzo ella lo sabía y trataba de entenderme y se burlaba de ello diciendo que lo mejor para mi futuro era buscarme un esposo pronto para que me cuide, yo solo inflaba las mejillas y armaba mi berrinche y reclamándole que desmintiera eso que yo podía cuidarme sola, pero la verdad sabia que tenía razón … ella era la que conseguía comida para las dos. -*En el rostro de la joven un aire melancólico se hace presente mientras cuenta su historia* los chicos de la pandilla no éramos en realidad malos, solo tratábamos de sobrevivir, el oro no era parte importante de nuestras vidas o debería decir que no fue importante cuando comenzamos nuestra extraña vida familiar, a medida que íbamos creciendo el mundo nos demostró que era más difícil y el hecho de que ya solo robar comida era insuficiente para sobrevivir.

Aparecieron muchas enfermedades que plagaron la ciudad y vimos con tristeza e impotencia como morían muchos de nuestros amigos, pero no teníamos tiempo para sobreponernos a las muertes debíamos buscar como sobrevivir ese día, fueron días difíciles al punto en que nuestro “líder” decidió que debíamos unirnos a otras pandillas, de gente mayor para que pudieran cuidarnos y fue ahí cuando comenzó un nuevo calvario, porque ellos notaron que éramos chicas y ya no nos dejaban participar en las actividades de los que nosotros nos creíamos capaces de realiza... los otros muchachos trabajaban para gente importante cometiendo crímenes por encargo y para ello solo servían los chicos, cuando nuestros amigos se iban Alfina tenía la tarea auto impuesta de protegerme porque para esos chicos nuevos mis ojos eran algo monstruoso por su color y se dedicaban a golpearme llamándome demonio. -*Tomo aire deteniéndose un momento para dar un descansó a su voz*- por lo que como forma de protegernos cuando no estaban nuestros amigos, nosotros corríamos a refugiarnos al bosque, donde mi querida amiga trataba de entrenarme.-*Hizo una pausa mientras dejaba la rama en el suelo y con su mano libre comenzaba a limpiar los dibujo*-Fue en esas tardes donde volví a encontrarme con Kardia, el también había salido a entrenar pero ahora había algo bastante diferente en él…uhmm si mal no recuerdo tenia yo entonces 11 años, entonces el debía estar por los 23 o 24 años años ya estaba recibiendo entrenamiento en el santuario…y al ver los intentos de Alfina por entrenarme nos brindo algunos consejos y fue bastante amable con nosotras lo que nos sorprendió bastante debo decir. No se si el me reconoció pero yo si a el y me alegro bastante poder verlo de nuevo. Creo que todas las tardes estorbábamos en sus entrenamientos pidiendo que nos enseñara un poco de lo que él hacía…ahora que lo pienso tiene demasiada paciencia, deberé agradecerle jeje... bueno de esta manera pasaron así un par de meses, Alfina era muy buena y aprendía con gran rapidez lo que llamo la atención de Kardia por lo que un día la cito aparte para hablarle…creo que Kardia era muy amable como para evitar que yo oyese que deseaba tomarla como aprendiz, pero no contaba con la boca floja de Alfina que se encontraba muy emocionada y de regreso a nuestro refugio me lo conto todo con lujo de detalle.
Yo estaba bastante emocionada de que ella pudiera hacer algo bueno y que le sirviera de provecho a los demás, creo que en ese momento la admire más que nunca y no pensaba en mi propio futuro. Al llegar al refugio vimos a muchos hombre con palos y objetos raros, no entendimos que hacían allí hasta que vimos en sus pies muchos cuerpos inertes de nuestros amigos y algunos aliados-*esta vez su la pausa era necesaria, porque tomo un gran tiempo antes de continuar, pues debía tragarse las lagrimas que trataban de salir y deshacer el nudo en su garganta*- Estaban molestos por los crímenes y pensaron que nosotras también lo habíamos cometido y fueron a castigarnos…Alfina me defendió y recibió la mayoría de los golpes, me protegió con su cuerpo cuando ya no podía hacerlo con sus fuerzas, cuando los hombres se cansaron mi amiga ya no existía en este mundo.

Espere a que se marcharan para poder llorar por su muerte, por no poder haber podido ser fuerte para ayudarla, por ser un estorbo en su camino y por no poder ver en lo que se convertiría. Cuando comenzó a aclarar arrastre el cuerpo de Alfina al bosque para poder darle un entierro, con algo de pena debo confesarte que el pendiente que llevo -* despejo un poco su cabello para mostrar su oreja izquierda donde un sencillo pendiente colgaba* era de ella... se lo quite porque pensé de que de esa forma ella siempre estaría conmigo, mientras procedía con el entierro pensé en ir en búsqueda de Kardia para que la vengara pero sabia que eso estaba mal, aquellas personas no sabían que éramos inocentes de los crímenes que nos acusaban. Acabado el entierro improvisado me quede en silencio frente a su tumba sin saber que hacer...camine en silencio desde la tumba de Alfina en busca de Kardia, después de todo el debía tener una explicación de por que mi amiga ya no podría ir con él.
A medida que avanzaba me sentía cada vez más inútil y un estorbo, pero más que eso triste porque Alfina no cumpliría su sueño…entonces una idea paso por mi cabeza, ella no pero yo podría hacerlo por ella, para poder ayudar a los demás en nombre de ella y asi evitar que lo que nos paso a nosotras le pasara a alguien más. Al darme cuenta de ello corrí como nunca en busca de Kardia, cuando lo encontré no sé como pude explicarle la situación y ni sabré de donde saque el valor y decisión le pedí que me llevara a mi para cumplir el sueños de mi amiga.

Esperaba que se negara porque siempre se burlaba de mí diciendo que también el se pondría en campaña d buscarme un marido, pero para mi sorpresa el acepto mi petición….creo que fue el comienzo de su tortura personal-*al decir estas palabras el tono cambio a uno menos frio y lejano, podría decirse que casi divertido e infantil*-…cuando llegamos al templo mucho de los aprendices que vi eran mucho más jóvenes que yo y le recomendaron que no malgastara su tiempo conmigo, pero el siguió entrenándome, claro que el entrenamiento conmigo fue bastante duro y exigente pero no reclame, entendía porque lo hacía…¡no me mires así! diré la verdad…solo reclame cuando intento que usara la máscara que usaban todas las caballeros femeninos, ¿sabes lo molesto es tener esa cosa en la cara? No te deja ni respirar bien, en fin... fue una batalla de un año y la cual gracias a Zeus gane pero debía saber que no me saldría con la mía tan fácilmente él puso un precio alto a mi victoria…un tatuaje, tuve que dejar que me hicieran un tatuaje…y no debía quejarme, o llorar porque de lo contrario tendría que usar la dichosa mascara,… que de ser visto tendré que tomar la decisión que las amazonas al ser vista sin la máscara.

Entrenamos demasiado fueron días largos y duros pero dieron fruto hacia muy poco.-* tomo la rama y empujando un poco provoco que cayeran los leños comenzando a extinguirse dejando a ambos a oscuras*- Ya te eh contado mi historia, ahora te toca a ti servir la bebida-*aparto la mirada en espera de la parte del oyente fuera cumplida o su maestro la fuera a buscar por escaparse a tan altas horas de la noche*