Gran Templo de RA

por Ra Mar Mayo 03, 2011 5:55 pm

Las sublimes arenas del desierto egipcio cubrian todo el orizonte, un viento calido y seco soplaba sin cesar y una sombra se movia en una ventana, cminaba, diambulava sin cesar, mirando el magestuoso cielo sin ciquiera decir alguna palabra, un cielo despejado y azul, sin rastro alguno de imperfeccion o nube que opacara su brillo y la perfecta armonia del cielo en su senit alli, alumbrando el firmamento, solo se escuchaba la arena moverse con la suabe brisa y la melodia del nilo que proseguia su curso normalmente, el nilo, gran fuente de vida en egipto, aquella fuente de agua que parecia ser practicamente el rio de la vida, la fuente de toda la magestuosidad del gran imperio Egipcio.

Las arenas de aquellos magnificos lugares semi deserticos parecian ser un lienzo en blanco donde el hombre o los dioses pudiesen comenzar o terminar lo que desearan, las arenas que se mantenian en aquellos suelos desde inicio de los tiempo se podian llamar arenas del tiempo, pues han estado siempre y siempro o estarian, siendo espectantes silenciosos de todo lo que sobre ellas y en su entorno ocurriese, un verde pasto hacia contraste en aquellos lugares, verdes prados a orillas del rio de vida que circulaba sin detenerseni un instante por odo el desierto y pasaba al lado de unos templo, las mas magnificas y grandes edificaciones en todo aquel territorio de tonos dorados.

Muy pronto todo el caos reinara y danzara por estas arnas, despojara a la humanidad de su vida y todo sera un suabe y terso lienzo sobre el cual se podra reescribir la historia, egipto seguira en su plenitud gracias a mi proteccion, pero quien ose a interferir en mis objetivos sera consumidos por las llamas del infierno y ni toda el agua del rio nilo podran apagar las llamas de su castigo o sasiar su sed de perdon. fueron palabras suabes que se movian en el ambiente, dentro de las mas grande hobr de arte arquitectonica inmortal en el mundo humano, dentro del templo principal, un joven de cabellos negros, tes blanca y mirada de serpiente caminaba, pensativo, pronunciando aquellas palabras, era el rey de egipto, aquel ser que poseia un alma tan pura y cristalina como el nilo pero tan turbia y oscura como la noche misma, se sento en su trono y continuo sin desir palabra alguna, solo un aura de tono purpurina recubria tenuemente su ser y mantenia aquellos parajes en todo su esplendor.

por Kardia Jue Mayo 05, 2011 6:48 am

Luego de haber encarnado en este cuerpo ya muy bien formado, el cual en su historia mental era un caballero de Athena, pero para su suerte yo le libre de aquel prisión que tenia con las cadenas de aquella mujer que se presentaba como la diosas de la guerra y la estrategia, en realidad era ridículo por la forma en la que esta actuaba, pero no quería de pensar en más que en mi propios planes, hace era yo el Dios escorpión el cual solo tenía el pensar en serví a mi manera aquellos a los que serbia, que ni siquiera era uno… era varios a los cuales tenía como mi respectivo lugar en mi servicios, pero entre aquellos sentí la presencia de uno de ellos, que era ra algo que me sorprendió ya que no pensaba que él estaría ya reencarnado, pero a la vez un poco sabio de su parte y estable el saber que empezaba a moverse piezas, aunque fuese al favor de Egipto y no tenia en relación alguna en forma respectiva con él, sabía que teníamos algo en común, era el custodiar el nilón y velar por este.

Ahora solo aparecí delante de este, en una pequeña tormenta de arena que entro en los territorios de su templo, como si fuese una tormenta que venía a arrasar el mismo pero apenas estuve en su presencia podía de disiparse enseguida y mostrarme y dando una pequeña reverencia en forma de respecto que no duro demasiado y terminar con unas palabras un poco cuidadosa, pero a la vez suficiente para aclarar mi presencia -Buenas ra, he venido el confirmar mi presencia, estoy para serle de utilidad dependiendo de la situación, cuente conmigo para lo que sea posible- termine aquello cruzando de brazos y esperando a su respuesta, la cual en realidad tenia de pensando evadir si no fuese demasiado descriptiva, pero si se veía algo de interés de seguro sería algo menos monótono y socia lar con este.

Cruce mi brazos y mostré en mi rostro seriedad y antipatía como era yo, que al simple vista se notaba que ni siquiera estaba con mi kamei, además que se mostraba mi cabello lacio y largo azul, que cubría parte de mi espalda y un poco de mi cara, pero en realidad mi postura y mi forma era como siempre impotentes además de mi ser que era algo indiferente en las relaciones con los demás, pero era sabio a la hora de pensársela, sabiendo que no podía de solo ignorar a las masas, más bien el intentar comprender y aceptar que tenia de ver por ellos y saber lo que querían, hace era con los dioses el presentarme y el tener en e cuenta su propuesta, la cual decidirías si cumpliría a directas, o rectificaría si le convendría o fuese un acto que terminaría en desgracia para ellos, ya que no podía de obedecer una orden la cual solo empeoraría la situación de aquel que me ordene.

por Ra Sáb Mayo 07, 2011 11:23 pm

Un cosmos fuerte pero mortal se sentía entre las cálidas arenas del desierto del gran Egipto, merodeando por entre las orillas del lino y pasean doce dentro de los templo sagrados regidos por el dios Ra y el faraón Amon Ra que eran el mismo ser, no se sabia si era una encarnación o si era el dios en su forma mas perfecta y conocida por los hombres, una tormenta de arena irrumpió fuertemente en el templo principal y abriéndose paso hasta estar frente al regente de las dunas, palabras claras y concretas surgieron de aquel ser infame de pasado turbio en la gran era en la cual Ra desde el gran hogar de los dioses regia todo.

Así que usted es el desentiende del rey escorpión, impresionante, que antes siendo un santo dorado ahora este bajo el gran legado de Egipto, no me gusta dar larga a las conversaciones, no solo soy el dios Ra, soy el faraón, rijo lo material e inmaterial de Egipto y el universo, tal cosa como la dominacion mundial o del universo no me importa, recuerda que soy un dios, omnipotente, omnipresente y omnsabiente, desde mi nacimiento, he tenido tanto poder que los mortales ni se imaginan. Soy una entidad divina muy seria y sincera, asi que, no quiero el mundo ni el universo, esas fribolidades y vanalidades se las dejo a dioses sin autoestima o unos cuantos siglos de existencia que respaldan su poco razonamiento, inteligencia y sentido común, quiero solamente el equilibrio que el caos solo puede traer al mundo, no pretendo empezar guerras sin fin, Egipto sera protegido a toda costa.

Luego de aquellas frías, serias y directas palabras, el joven reinante de Egipto poso su mirada reptil en aquel guerrero, lo observo detenidamente y espero su respuesta, mientras tomaba una copa con su diestra y tomaba un poco de vino.

por Kardia Vie Mayo 13, 2011 3:09 am

Me encontraba viendo a aquel que tenía que serví junto a otros de los que predominaba en el Nilo, los cuales su palabras me causaron un poco de gracia y di un gesto solo de sonrisa, mas mi expresión algo fría y distante se notaba y a la vez verdad no tenía intenciones de ponerme muy caritativo, pero me tentaba al escuchar esas estilo de forma de dirigirse aquel que era una de su potencia mas fuerte entre sus guerreros, ya que si estaba bien informado estaba algo escaso en ayuda en estos momentos solo respondí directo, como era -Aunque sé que le sirvo con lealtad mi señor, un poco de humilde no aria mal, recuerde aquel que domine el nilón domina las los mil y un destino los cuales, indecisos son- aquello fue más como un refrán, por la forma en que lo mencionaba, pero ni siquiera en descritica lo hacía educado y ligero para no dar entender algo tampoco agresivo.

Decidí caminar un poco hacia ra, el cual quedamos algo cerca pero en forma de respecto, ya que era uno de los que estaba a su disposición como capitán de estos problemas, más un pequeña perturbación en las arenas de Egipto, que me tenía un poco preocupado, ya que sentía como algo me afectaba, mas a mí el rey escorpión que vivía entre esta arena como si fuese mi propia carne, que todo dolor o situación también lo sentiría, diciendo en voz pasiva hacia ra -Ahí algo que me incomoda señor, siento como si algo estuviera perturbando la paz del Egipto, es como un cosmos oscuro y profundizado en un odio eterno, que no puedo comprender- dije aquello en reclamo, ya que esto nos interesaba a los dos, y la verdad me preocupaba el que fuese, por su comparación de cosmos con el nuestro los dioses.

Suspire y intentar rodearnos con mi cosmos, ya que presentía que cualquier cosa podría de pasar, para decir en forma radia -Yo me tendría que ocupar de unas cosas, pero si quiere uso mi arena para llevarlo casi automático en los sucesos que esta como perturbando, es que parece como si algo no cuadrara en estos momentos- lo decía en preocupación, me tenía algo raro el saber que podría la posibilidad de que unos de los dioses tantos que había, viniera a solo intentar reclamar algo que no era suyo, como tantos egoísta que existía que por tener un poder se creía todos poderosos.

por Ra Jue Mayo 19, 2011 4:24 pm

Las palabras de aquel guerrero escorpión eran escuchadas atentamente por el dios hecho hombre, Ra, aunque aun no se sabia si era el dios en su total divinidad o en lo mas cercano a lo divino que entre los mortales pudiese nacer, sin embargo, aquella conversación fue distorsionada por una gran energía maligna, era el caos pero en su mas baja y vil muestra, algo burdo y sin sentido, un caos sin orden, una maldad que no tenia razón de ser, Ra se levanto, tomo su cetro Uas y comenzó a caminar hacia el rey escorpión, lo observo fijo a los ojos.

Yo reino en Egipto, soy quien gobierna en el nilo y el poder lo tengo desde que el tiempo y el espacio eran uno solo, soy alfa y omega, así que no me pidas tal cosa como humildad, no soy un simple mortal, incluso, no soy un mortal, camino al lado de aquel guerrero, y le dio la espalda, alzo su mano y un tornado de arena apareció, ve a custodiar las arenas del desierto, y lo que sientes, solo es el insignificante coas y destrucción sin sentido de Hades, conozco a la perfección a ese niño caprichoso, un cosmos dorado con tintes negros rodeo a dios y este de inmediato desapareció, no sin antes ver como aquel rey escorpión desaparecía en el tornado que había hecho, el dios debía controlar aquello que había echo el dios del inframundo, una simple muestra de poder, no parecía un acto de guerra, solo una forma de llamar la atención y mostrar en otra región del mundo su renacer, ademas Ra había hecho que las arenas lo tratasen mal para evitar su aparición, por aquello era que el joven dios miraba tan pensativo las arenas del desierto.

por Kaamla Sáb Mayo 28, 2011 7:53 pm

Al salir de su templo, la Guardiana Celestial siguió al pie de la letra las instrucciones dada por su Señor; no era muy difícil ya que como él había dicho al Oriente del templo su cosmos retumbaba aun más fuerte, aparte que el rastro dejado era de mucha ayuda para la joven. De nuevo se encontraba caminando entre el infinito desierto, lo único que podía divisar eran dunas y mas dunas de aquel fino y suave elemento. El sol casi en lo más alto del cielo le indicaba que el mediodía estaba próximo, a pesar de que nació en aquella tierra sabia que ni ella podía soportar una larga caminata por el desolado y caluroso terreno.

- No puedo detenerme a esperar a que el sol baje su intensidad – susurro sin detener su marcha – Pero tampoco puedo seguir caminando así, moriré antes de llegar con mi señor – por su delicada y dulce cara corrió una pequeño gota de sudor que término su travesía en la arena - ¿Qué podría ser? Algo que corra, que me permita llevar a Leonid… - pensaba en voz alta mientras paseaba su vista por el lugar; una picara y divertida sonrisa fue formándose en su dulce rostro – Eso es… - casi grito con cierto grado de emoción al darse cuenta que había encontrado una solución a su problema. – Un león – lo dijo sin titubeos bajando su mirada para encontrarse con el hermoso adorno que traía colgando de su cuello; no era un simple collar aquel objeto sino uno que le permitía cambiar de forma a la que ella desease, muy útil para muchas ocasiones. – Un León magno y veloz – pronuncio mientras soltaba a Leonid y tomaba entre sus pequeñas manos al Anillo milenario, este al escuchar la petición de su portadora empezó a brillar y con esa energía cubrió el cuerpo de la niña que en segundos sufrió la metamorfosis que esperaba; en un león de gran tamaño y hermosa melena había quedado trasformada la jovencita. Un ensordecedor rugido dejo escapar de su hocico para luego tomar con su boca el báculo que arrastraba; sin más tiempo que perder corrió a toda velocidad siguiendo el cosmos de su Amo.

Después de correr, sabrá el mismísimo Ra por cuanto tiempo, sin detener su veloz marcha el León pudo observar por fin su destino; un lugar donde la presencia de su omnipotente Dios emanaba por doquier. Un majestuoso templo, desde el cual se podía ver el Nilo. El robusto león camino con cautela viendo cada parte del lugar, al verse frente a la entrada del Santuario dejo cuidadosamente en el suelo el báculo que tenia entre sus dientes luego la misma luz que cubrió anteriormente a la niñita lo cubría a él, al instante el imponente animal ya no estaba; en su lugar se hallaba la pequeña de grandes ojos café, su transformación había acabado.

- Me gusta este lugar – dijo mientras limpiaba su ropa y acomodaba su cabello – No debo verme mal ante mi Dios – pensó juguetonamente mientras una dulce sonrisa se apoderaba de sus labios. Al terminar tomo su báculo y se adentro en el templo; camino sin ocultar su asombro por la magnificencia del lugar. Al final del pasillo que había tomado se encontró con una habitación que no era la excepción a lo que había visualizado durante su recorrido por el Santuario. - ¿Creo que debo esperar? – musito y se quedo en esa habitación viendo todo con suma curiosidad y hasta tocando mas de uno de lo jeroglíficos que observaba en las paredes con la típica indagación de un niño.

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