"La determinación... El camino de la flor blanca hacia la batalla..." [Diosa Athena ~ Caballeros Dorados]

Varios poderosos cosmos se reunían en la casa del patriarca, lugar donde se llevaría a cabo la reunión entre los caballeros más leales de Atenea y la misma diosa. Todo parecía seguir el orden establecido, Hades había surgido de entre las sombras para causar caos y al mismo tiempo la diosa protectora de la justicia daría su primer paso; todo aquello parecía como un juego de ajedrez aunque claro no se jugaba con piezas de piedra o madera… si no con las vidas de todos los mortales y espectros.

-Pronto todo se convertirá en caos, las vida de aquellos inocentes correrán peligro y ¿Quién estará para protegerlos?-. Se preguntaba el santo dorado de sagitario mientras subía las escaleras del santuario con gran lentitud, al parecer como casi siempre seria el ultimo en aparecer frente a la diosa o por lo menos eso era lo que pensaba –las cenizas de los cuerpos incinerados construirán mi camino, yo debo proteger a la diosa de los ojos brillantes pero también a los inocentes… que gran dilema-. Las dudas seguían surgiendo en el caballero aunque no lo aparentara ni con su cosmos ni con las expresiones de su cara que siempre eran las mismas: serias, valientes y sin temor alguno.

Pocos escalones quedaban para que Enzo llegara a la casa del patriarca, el campo de rosas de piscis no había sido difícil de atravesar sin su santo protector; mas la empinada subida hasta aquel lugar hacía palpitar cada vez más el corazón del santo el cual estaba cansado de tanta guerra; él quería simplemente descansar y ser un mero espectador de todo aquello como lo había de hacer Zeus, Poseidón o incluido Ares que disfrutaría de las grandes masacres. Sin embargo ese no era el rol del guerrero, su rol era otro luchar por proteger a la doncella más “hermosa” del planeta.

Al fin luego de unos minutos de subida Sagitario llego a la casa del patriarca donde elevo su cosmos hasta el punto de que su aura dorada recubriera completamente su cuerpo haciéndolo parecer una simple silueta dorada de la cual era imposible ver rostro o armadura; simplemente su forma. Claro todo aquello podía ser realizado por Enzo debido al majestuoso cosmos de Athena el cual le brindaba poder suficiente como para lanzar un ataque a gran distancia con su arco dorado sin que este perdiera mucha fuerza.

Al entrar al templo algo llamo la atención del morocho, solo se encontraban dos caballeros dorados en aquel lugar, aquel legendario por su gran sabiduría e poder Virgo y el más frio tanto literal como figuralmente de los doce guerreros Acuario. Al parecer el santuario andaba corto de fiables guerreros en aquel momento y si la guerra comenzaba no había dudas el bando del mal ganaría sin problemas antes las recortadas fuerzas del “bien”.

-Su mensaje ah sido recibido, sin embargo como la diosa de la táctica debe mostrar firmeza ante sus piezas. No pida por favor, ordene y nosotros sus leales guerreros estaremos dispuestos a dar nuestras vidas si así usted lo desea. Inclusive estamos dispuestos a convertirnos al lado oscuro si esa es su voluntad… recuerde en la guerra hay perdidas no se aferre a nosotros como sus amigos o compañeros, si no como sus objetos-. Confeso en un tono alto lleno de confianza Sagitario, el no se arrodillaría ante alguien con poco poder de decisión como ahora poseía aquella “diosa” que debía guiar a todo un ejército a la guerra.

-Disculpe si le ofendieron mis palabras, sin embargo fui entrenado para la verdad siempre decir y me temo que en ese caso tuve que hacerlo-. Dijo Enzo mientras movía su mano hacía su corazón aun con el aura dorada recubriéndolo y se dignaba a escuchar o prestar atención a todo lo que pasara en aquel lugar desde ese momento.

Las palabras de la diosa resonaban en el templo del patriarca, aquella mujer celestial tenía un buen plan para acabar con las fuerzas del mal y por ello mismo Virgo debería alejarse del santuario dejando todo en manos del santo de acuario. Por su parte Enzo recibió un mensaje algo “directo” aunque no malintencionado por parte de la estratega, ella consideraba a todos como personas especiales por llamarlo de alguna manera y estaba bien cada uno debía tener su punto de vista.

-Como usted ordene mi diosa, pero cuídese si algo le sucede todo abra acabado. Mientras usted nos ayuda yo la defenderé, seré su sombra y usted será mi luz. Me transformare en un chivo expiatorio si así lo requiere la situación; no dude en llamarme si tiene algún problema mi arco siempre tendrá una flecha para defenderla.- Pronuncio sagitario mientras elevaba su arco hacía el cielo mostrando esperanza y confianza; con el poder de su diosa nunca podrían perder contra los espectros de Hades.

Al parecerla conversación con la diosa ya había finalizado, aquella se retiraría del lugar para poner un manto sagrado sobre el santuario mientras que los demás cumplirían sus misiones especificas sin embargo Enzo no había recibido ninguna orden… debía sentarse en su templo como ya lo había hecho hasta aquel momento a esperar que ninguno de sus compañeros muriera y nadie llegara a su templo.

-Creo que debo retirarme.- Musito el santo mientras hacia una leve reverencia a la diosa y se daba media vuelta para partir rumbo a su templo a meditar sobre lo ocurrido en aquel templo, sobre la personalidad de la Athena de aquella época, sobre el poder del enemigo; sobre todo.