Tratando de encontrar otro camino.

por Isiss Sáb Mayo 21, 2011 12:10 am

Isis la portadora de la armadura de Mephistófeles al fin se había marchado de la presencia de ese joven que la había salvado. Tenía que admitir que la imagen del aquel hombre aún se mantenía en su cabeza, algo había en el que ellano había podido pasar por alto, y algo tenía ese hombre que le hacía querer saber más de su vida. Pero de todas las cosas lo que básicamente quería era saber por qué motivos el estaba mintiéndole acerca de su profesión. Por ahí presentía que quizá el era alguna especie de guerrero o mercenario, pero la posibililidad de que fuera un guerero de Athena, que también se pasó por su mente, fue descartada rápidamente al darse cuenta de que en ese lugar no había dioses romanos, y la gente ni los conocía; razón por la cual pensaba que quizá ellos no tenían el dominio sobre ese lugar.

Lentamente la voz de Mephistófeles empezó a susurrar en su oído. En realidad no es que ella y Mephistófeles estuvieran separados, ya que ella y el eran uno sólo, sin embargo ese ser que se mostraba ante ella de forma masculina, era en realidad extensiones de su mente, que manifestaban lo que ella podría hacer de proponérselo en serio. Las calles por donde la mujer estaba paseando estaban vacíandose porque el sol ya estaba empezando a dejar su dominio sobre el cielo para dejar que la luna ocupara su trono por unas horas. Horas en las que Isis aprovecharía una vez más para gastar en su patológica labor de divertirse recordando cómo mató a uno de sus familiares.

-El día de hoy toca recortar a mi primo favorito... Sí. Aquel con el que jugaba a ser su prometida y con quien quería casarme de niña...- Dijo en voz baja, la joven de cabellos negros, mientras se sentaba en el filo de una fuente para recordar. El problema que se generó con esto es que la mujer de cabellos negros no sabía, que su parte fría se había encargado de esconder los verdaderos recuerdos de la matanza para que no la afectaran ahora que estaba cuerda; sin embargo cuando Isis se ponía en su desagradable labor de recordar eso, no había nada en el mundo que garantizara que esas cosas ocultas salieran, por lo que ahora Isis recordó lo siguiente:

-No!! Isis no lo hagas! Isis no me mates por favor! Se supone íbamos a hiur juntos el día de hoy! ¿Acaso no me amas?

Los ojos de Isis se abrieron de par en par y una lágrima resbaló por la mejilla derecha de la joven, seguida de otra, y otra y otra, ahora en cada ojo. Isis estaba triste y además de eso tenía un dolor de cabeza que no la dejaba en paz, por lo que se vio obligada a comprimirse las sienes y encorvarse hacia adelante para tratar de respirar mejor.

Narro/hablo/voz de los recuerdos

por **Renji** Miér Mayo 25, 2011 1:53 am

Habían transcurrido ya bastante tiempo desde que Renji salvo a la joven que aun en esos instantes tenía en frente de él, siendo ahora el ocaso lo que yacía sobre el gran Egipto. La joven mostraba algunos síntomas de sentirse cansada o enferma mientras respondía lo que el Guardián Egipto había terminado de decir. Sin darle tiempo a este de decir algo mas, la joven de nombre Shanoa después de algunas cuantas palabras más tomo rumbo hacia la ciudad egipcia, después de informarle al joven pelirrojo que su madre había sido asesinada por un soldado tal como él decía ser. Esto dio como resultado que el joven comenzara a dudar de sus sospechas, pensando que tal vez esa fuera la razón por la que Renji sentía algo raro en ella, era por su posible odio en contra de Egipto por lo que le había sucedido a su Tía. Aunque aun no podía bajar la guardia, el tema le causaba algo de intriga.

Renji se lo pensó dos veces antes de decidirse a seguirla, aunque ya la había perdido de vista hace poco. Busco en muchos lugares hasta que, cerca de que su paciencia y su interés se acabaran, encontró a la joven cerca de una fuente. Antes de llegar hasta donde la susodicha se encontraba, Renji pudo ver lagrimas surcando su rostro luego de que esta dijera algo para si misma. Desde la distancia donde se encontraba, no pudo escuchar nada de lo que dijo, aunque aun así pudo distinguir bien esas lagrimas que habían bajado desde sus mejillas hasta el suelo. Renji no era un hombre que supiera tratar del todo a las mujeres, ya que la mayor parte de su vida estuvo aislado en la senda del guerrero y en ella, si sospechabas de alguien no podías ser amable con este. Aunque él también en lo particular era una persona muy amable fuera de batalla, alguien honrado que no podía dejar a su suerte al necesitado, por lo que ambas partes de si contrastaban la una con la otra, logrando que a este le doliera la cabeza. Aunque, ya había roto lo de no ayudar de quien sospechara, así que daba igual de una u otra forma.

La noche al fin caía encima de Egipto, y con ella el frío de la noche se hizo presente al poco tiempo. Incluso para un guerrero, aquel frío era algo insoportable. Sin mas miramientos, se acerco a la joven desde donde este se había encontrado observándola sin que esta se diera cuenta y aun ocultando por completo su presencia. Termino por sentarse sin hacer ruido a su lado, aunque poco después el joven de cabellos rojos suspiro mientras observaba las estrellas.

- Perdona por haberte seguido, pensé que podría ayudarte a encontrar la tumba de tu Tía. Después de todo, un soldado egipcio que hiciera eso no merece vivir, y tal vez el alma de tu Tía quiera descansar en paz después de entregarte sea lo que sea que quiera entregarte. Perdona si me entrometo mucho, solo... no me gusta ver como una persona inocente sufre por su destino, ni viva ni muerta es de mi gusto ver algo así. No preguntaré nada mas sobre ti o tu pasado, ya que no es algo de mi incumbencia. -

Las palabras de Renji eran cálidas a la vez que directas, aunque aun se mantenía alerta ante cualquier peligro... pero aun así, poco a poco empezó a sentir que en ella había algo mas profundo y doloroso de lo que él pudiera imaginar jamas, y aquello no le gustaba en lo mas mínimo. Renji podría ser un guerrero poderoso, pero su corazón contrastaba fuera de la pelea con aquel perfecto guerrero que albergaba en su interior. Ademas, el comprendía exactamente que era sentirse solo... y sabía bien que ella poseía aquella misma soledad, o incluso mas que la de él ya que ella misma le resultaba curiosamente parecida a él, o al menos eso le decían sus instintos.

por Isiss Jue Mayo 26, 2011 9:12 pm

Las imàgenes en la cabeza de Isis se hicieron bastante confusas. No podìa determinar donde empezaba una y terminaba la otra, no podìa mentir ni cambiar la versiòn de las cosas, todo era un mar de cosas raras que no tenìan ni pies ni cabeza; no habìa nada màs insoportable que eso, excepto por lo de su dolor de cabeza. Eso sì era demasìa lo que lograba el efecto desquiciante que hacìa ver a Isis como un espectro salido del màs allà. Y es que en realidad eso era ella. Era un espectro salido del inframundo con el fin de traer las peores pestes al mundo, pronto el dolor de cabeza de la joven desapareciò y aquellos pàrpados que cubrìan sus ojos muertos se levantò de golpe, puesto que algo habìa alterado a la portadora de Mephistòfeles.

En solo cuestiòn de segundos Isis se descompuso. No podìa creer que ese soldado la habìa seguido de esa forma tan espantosa. La verdad era que nunca se habìa enfrentado a algo asì, cualquier cosa que ella dijera en ese momento podrìa hacer que todo su plan y todo su bien elaborado teatro se transformara en nada frente a sus ojos, tenìa màs que claro que si deseaba que todo saliera bien ese dìa, su obligaciòn imperiosa era mantener las cosas hasta el final. Con marcada alegrìa dentro de su espinado corazòn, la joven mujer agradeciò estar encorvada con sus cabellos cubrièndole el rostro, cual visiòn del inframundo; asì de ese modo, Renji no iba a ser capaz de ver su preocupaciòn por la situaciòn que se estaba llevando a cabo.

Un suspiro se escuchó por toda respuesta de parte de la mujer de cabellos negros. Tenìa que empezar a mentir una vez más, no habìa tal tumba, así que tenía que ser más trágica que antes. Debido a su mente tan àgil, la situación en la que aquel guerrero la había encontrado, era la perfecta para poder empezar a mentir. Ya tenía bastante con el suceso de sus recuerdos, puesto que en alguno de ellos estaba la respusta para todo. EL fin de esta mujer era hacer asustar a este guerero, por lo que el primer paso que llevó a cabo, la joven Isis, fue el reìrse a carcajadas como si estuviera loca. Sabía que esto asustaría a cualquiera, pero no quería arriesgarse así que decidió parar en seco y acercar su rostro al de Renji con una velocidad que daba miedo, posando su mano derecha en la mejilla del mismo lado del jove, para decir otra vez con una voz muerta.

-¿Tú pretendes ayudarme? Nadie puede ayudarme, ni puede ayudarla tampoco.- Isis regresò a su frente inicial y subiò las piernas al borde de la fuente para poner sus brazos encima de las rodillas y esconder la cabeza entre los mismos haciendo que la mata negra de sus cabellos cubrieran su rostro otra vez. Ya con esto cualquiera saldrìa corriendo, pero Isis iba siempre màs allà así que dijo su repertorio completo.

-Ella no està aquì. El hombre que la matò quemò su cuerpo con los restos de un carnero. Mi tìa no està aquí... Me lo acaba de decir, has venido por gusto, mi presencia aquì ya no tiene sentido.

Isis guardó silencio una vez màs mientras pensaba en otras formas de dar rienda suelte a su locura. Por un lado se sintiò feliz de verle, estab contenta de que el quisiera ayudarla, pero por el otro lado, sabía bien que si seguìa con aquel hombren o podrìa regresar al inframundo en dìas y que por ende tendrìa muchos problemas de forma inùtil.

Canciòn de fondo

Spoiler:

Enb proceso

por **Renji** Jue Jun 02, 2011 6:11 am

Una macabra risa inundo los alrededor de la ahora vacía plaza egipcia, proveniente de un único interlocutor: Shanoa. Aquel grito erizaría los pelos de cualquier ser que fuera fácil de intimidar, pero en Renji solo causo un leve sobresalto debido a que aquello no se lo esperaba. Escucho atentamente como ella le hacía saber que su Tía había sido quemada por aquel soldado y que no podría ayudar ni a ella ni al alma en pena de su familiar, lo que significaba como ella bien también le hizo saber, que su trayecto en su búsqueda y sus deseos de ayudarle habían sido totalmente en vano. Aunque el Guardián no lo creería así hasta haberlo intentado, nunca se debe decir nunca ante el guerrero protector de Egipto. Este se acerco un poco más a la joven, al tiempo que sumergía su mano en superficie del agua a sus espaldas, formando ondas al contacto de su piel contra el líquido vital.

- Nunca digas nunca. Sabes, no se mucho sobre el tema... pero me imagino que el mundo de la Magia y le Hechicería es extenso, debe haber alguna forma de liberar el alma de tu Tía del suplicio de estar encadenada en muerte a estas tierras que no son las suyas. Al menos, podrías dejar que intente ayudarte. –

La voz de Renji se lograba percibir sincera a la vez de amable y de una pureza no imaginable proveniente de aquel hombre de aspecto algo feroz. En sus facciones, que eran iluminadas por la luz nocturna de la Luna, se reflejaba claramente las huellas de marcas sentimentales muy difíciles de sobreponer, como el odio o la tristeza. El bien sabía que era sentirse así, inclusive sabía que ella también era una solitaria como era su caso. Aun siendo el guerrero mas poderoso de Egipto, todo lo que había a su alrededor, todos quienes le aclamaban solo eran personas frágiles, aunque bien merecían ser protegidas no eran verdaderas amistades, ni tampoco había conocido nunca a otro guerrero que sirviera a Ra exceptuándose a si mismo. Realmente hasta ese día, jamás había tratado de entablar conversación con una persona.

- No es necesario que preguntes tampoco cual es mi razón para querer ayudarte, ya que en lo particular no tengo ninguna. Solo tal vez… por que en cierta forma, tus ojos me recuerdan un poco a los que yo poseía hace un tiempo atrás. Si aun insistes que no puedo ayudarte ni a tu Tía, al menos deja que te ayudar a buscar un lugar donde pasar la noche. El desierto a estas horas esta helado, podrías morir si duermes en la intemperie.-

Renji había adivinado que era lo que ella podría sacar para deshacerse de la presencie del pelirrojo, ya que ese era su objetivo y este ultimo lo había adivinado con tan solo ver sus ojos. Su forma de ser podría ser muy enigmática como lo debería ser una Bruja o Hechicera, pero su comportamiento seguía siendo, aunque de una manera casi extraña y poco normal, humano. No había actor tan bueno como para enmascarar todos sus sentimientos, y Renji había visto más de ella de lo que la misma hubiera creído capaz de ser percibido meramente por su comportamiento o forma de actuar. Él sabía que en un principio había ocultado su verdadero yo, tal vez inclusive le hubiera mentido sobre su verdadera vocación y sobre la razón por la cual esta se encontraba en Egipto, tal vez lo que hacia estuviera mal… pero Renji deseaba saber aun más de ella por alguna razón, su corazón le decía que no estaría bien dejarla sola.

En un rápido movimiento, tomo la mano de la joven y levanto su ser de la fría piedra que contenía en su interior el líquido más escaso del desierto, el agua. Su mano se encontraba húmeda, aunque no le dio del todo importancia. - Ven, sígueme. Te ayudaré a encontrar un buen lugar para pasar la noche. No te preocupes, una vez encontremos un lugar pago donde puedas dormir te dejaré tranquila hasta mañana si aun sigues en ese lugar. Confía en mí. – Dijo el joven, con un tono de voz mas alegre que el anteriormente usado para dirigirse a Shanoa. Esta vez, no quería ni iba a recibir un no por respuesta.

por Isiss Sáb Jun 04, 2011 11:17 pm

AL parecer los intentos de Isis por parecer una loca estaban dando el mismo efecto que podría tener una libélula sobre una pila de rocas a punto de caer, es decir: No tenía nada de efecto sobre aquel hombre que estaba con ella. No tenía mucho que decir acerca de aquello que empezaba a argumentar el soldado del faraón, ya que había dicho tantas cosas que su mente aunque trataba, no podía hilvanar bien las ideas correctas ya que una sensación rara estaba interrumpiéndola a cada rato.

A pesar de estar muerta, la joven mujer de cabellos negros podía sentir algunas cosas, quizá porque su cuerpo mortal aún conservaba algunas funciones casi normales. Por más de un segundo pensó que quizá era mejor que saliera corriendo porque no sabía ya qué hacer para inventar un ritual que haga que el alma de una difunta en pena regresara al descaso eterno. No entendía bien qué era lo que pasaba con aquellas cosas que pasaban por su cabeza todos los días; tenía la rara impresión de que su interlocutor tenía la facultad de embobarla tanto que aquellas imágenes que hacían alusión al crime que había cometido años atrás, desaparecieran por completo, a tal punto de que incluso la diversión desagradable que encontraba en repasarlas, fuera algo efímero y poco agradable.

Isis no salía de su sorpresa. Y es que ese hombre incurría en más de una acción que hacía que ella se pusiera en un estado bastante incapacitante. No había nada que ella pudiera hacer para salir pronto de aquella situación, pero para desviar un poco el tema, la joven de ojos muertos suspiró y trató de decirle a Reji unas cuantas cosas acerca de su tía inventada, pero cuando el mismo le tomó la mano, que ella había introducido en el agua fría de la fuente no pudo decir si quiera una palabra.

La segunda cosa que hizo Renji, o más bien la segundo que dijo, hizo que la espectral mujer se sintiera aún más abrumada que antes, ya que ahora parecía no estar dispuesto a irse de ese lugar sin ella, era como si de verdad hubiese lanzado un conjuro sobre el para que no pudiera hacer nada más que ponerse a trabajar en aras de ayudarla y permanecer a su lado. COsa que le hubiera de seguro cuando ella era una joven llena de esperanzas y sueños, pero ahora que era mujer con un propósito vacío y una vida que no existía, no tenía muchos motivos para sentirse feliz en esos momentos.

-¿Un sitio para pasar la noche? No creo que eso sea algo...No creo que deba molestarlo aún tengo que hacer algo para mandar lejos el espíritu de mi tía difunta.- Isis estaba tratando de hacer lo posible para poder encontrar la manera de irse al inframundo aunque luego estuviera pensando que extrañaba al joven soldado del faraón. Por ahí sintió el cosmos débil de su deidad; al parecer el había despertado ya, y sólo podía sentirlo ella por ser su subordinada. No tenía mucho que hacer en ese lugar porque de ser así aquel ser que tenía un poder mayor al de ella hubiese encontrado la forma de llamarla, por lo que decidió rendirse esta vez ante el juego perdido contra Renji y decir:

-Pero creo que eso puede esperar. Si no le molesta entonces creo que puedo quedarme en algún lugar, siempre y cuando esto no le cause molestias, si yo veo que le puedo causar algún problema me iré sin decir adiós.

Isis dijo esto en tono firme y se puso de pie froantándose las manos. Renji tenía razón. Hacía bastante frío en ese lugar y por primera vez en la vida pensó que de haber podido escoger si quería que su cuerpo no tuviera manifestaciones mínimas de vida, bien podría haberlo hecho, pero ya estaba hecho todo, y si quería pasear por el mundo humano para matar más gente tenía que aguantar eso sin quejarse.

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