En busca de los Guerreros

por Paradox Dom Feb 27, 2011 4:23 am

♪Tierra Yerma♪

Llegué a las orillas del espeso río Aqueronte. No había brisa ninguna en el yermo inframundo. Era todo soledad y muerte, vejación y maldad, un ambiente tenso en el que sólo reinaba la tortura y el asesinato, un ambiente que fascinaba y encantaba aun servidor.

Al llegar a las orillas, miré alrededor y pude vislumbrar tan sólo arena movida por la tensión en el ambiente. Sonreí al ver la situación y me agache para ver detenidamente el agua del río Aqueronte.

Las almas atrapadas en el río cuál si telaraña fuera intentaban salir tratando de agarrarme. Me alejé, mirándoles con una mueca de asco. Sonreí de nuevo, sentía el cosmos de alguien tratando de esconerlo por los alrededores. Pero no podía huir de mí.

Traté de ocultarme ttras una roca y descendí mi cosmos para que mi presencia apenas fuera notada. Fue entonces cuando pude ver el cosmos irradiando de dos seres a 1km de distancia. Lejos del río.

Me propuse a seguir discretamente ese cosmos.

por Paradox Lun Feb 28, 2011 11:47 pm

♪Conspiración, Poder y traición♪

El caballero huyó, corrió, suspiró, tropezó, huyó. Por los desiertos infnitos de las yermas tierras del inframundo, corría triste. No podía creer que su amigo había muerto... <<Estúpidos>> pensé. Obviamente, llegaron al inframundo en cualquier accidente, creídos y confiados.

Sin embargo, no podía quitarme de la cabeza el pensamiento de que fueron manipulados para mancillar el honor del señor Hades, unos tipos así no conseguirían armaduras, por muy vulgares que sean.
Parté esos pensamientos de mi cabeza para centrarme en mi presa. Se me estaba escapando por su rápido paso, pero ya comenzaba a amainar, mientras yo seguía con mi paso tranquilo y desafiante.
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Corrió y corrió el caballero serpiente por los desiertos. Encontraba escombros de obstáculos por todas partes, las guerras aquí dejaban secuelas. Sin embargo, llegó a un extraño río para él, que desconocía de su identidad. Obviamente era ell río Aqueronte.

El hombre se posó escondido en una roca, pensando en que s elibraría de la persecución de Fedor, pero obviamente, no había caído en la huellas que se notaban tanto en un teritorio donde apenas cruzaba el aire. Así pues, Fedor las siguió.
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Seguí pues el rastro de las notadas huellas del antes nervioso caballero que ahora reposaba sobre una piedra, durmiento, aunque aún así preocupado. Yo sabía que ésto había llegado a su fin, cuando pude ver al durmiente guerrero que notaba perturbaciones en sus sueños debido a mi cosmos en las orillas del rio Aqueronte. Entonces medité.

Me armé de dos demis cuchillos, el cuál, uno clavé furtivamente en su pierna, inyectando el veneno y dejandole paralizado, mientras que me tiré contra él, amenazandole con el cuchillo en su garganta.

-Dime... ¿a que es jocoso el dolor percibiente cuando una armadura es reposada sobre tu cuerpo? ¡JAJAJA!-Dije, carajeándome y escupiéndole en la cara.
-S-Sí... ¡Agh!-Dijo, retorciendose de dolor por el peso y su herida pierna.
-¡No te muevas! La mano podría irseme jeje... sin embargo, aparte de la venganza que cobraré, necesito información... ¿quién os envía?
-¡No diré nada!

Le retorcí el cuchillo en la pierna, pero me levanté, en lo intentó de nuevo. y lo consiguió. Se puso de pie tambaleante dando espaldas al río aqueronte.

-Conspiración, Poder y Traición. No veo la demora y siempre es la hora... Para evocarla sindilación.

♪This is the END♪

Me puse enfrente a él, justo delante de las orillas del río Auqeronte. Mis cara seria tapada por mi pelo, que dejaba ver tan sólo mi boca decía:

Traes a las puertas de mi ciudad las desdichas e inpurezas de los hombres que habéis derrocado, insultas a mi pueblo, mancillas el honor de nuestro dios y señor amenazas con acabar con el pueblo.
-¿Q-qué pretendes?-bramó, tembloroso
-Oh... permíteme que te informe de algo... ¡¡¡ÉSTO ES EL INFRAMUNDO!!!-grité con cóler e ira propiciándole un gran patada, empujándolo dentro del Río Aqueronte, donde se verá obligado a vagar con las almas en pena drante el resto de la humanidad.
Así pues, vengado el honor de el señor Hades, volví a mis tranquilos aposentos en la 1ª prisión.

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