Visitando mi antiguo Hogar

Silencio, estaba por todas partes y envolviendo mi cuerpo como la oscuridad misma, mis cabellos largos estaban completamente sumidos en los papeles que tenia delante mio, sin embargo mis pensamientos estaban mas allá de mi lugar terrenal, me preguntaba que seria de Eilinel ahora que estaba siendo la portadora del corazón de Nuwa, todos los recuerdos de ella habían sido completamente borrados? tantos años de servicio para ella y ahora todo estaba en un limbo incierto de indecisión y elecciones divinas; mi alma de guerrero no lo podía aceptar. Sin embargo mi mano seguía rasgando los papiros bien alineados del escritorio, cada trazo que dibujaba con la tinta en estos delineaba nuevas estrategias a llevar a cabo en nuestras incursiones, sin dudas el señor Fuxi había delimitado bien sus alianzas con los dioses occidentales y podia leerlo en aquellos papiros que tenia. Lo cual no solo nos daba tiempo de sobra para nuestras tareas cotidianas si no tambien para matar el tiempo cuando la guerra no estaba entre nosotros, así que rápidamente salí de la habitación y miré para todos lados tratando de entender donde estaban todos. Aun no me habia presentado ante Nuwa a pesar de lo que el espiritu del dragon me habia dicho, estaba alli en la mansion de Nuwa, pero ella aun no habia aparecido...

- Deben estar con el Emperador... -

Elevé la vista hacia el palacio real, mas allá de la masa de hogares que componían la ciudad, ni siquiera pensé en vestir mi armadura de dragón blanco, simplemente avanzaría hasta aquel lugar y me mantendría en posición como siempre debería haber hecho. Me reprochaba aun el no haber estado ahí con mi señora el día de su ascenso como diosa, pero la guerra me había quitado el tiempo. Ahora que tenia la oportunidad de estar junto a ella protegiéndola no lo dejaría pasar.
Di varios saltos hasta posicionarme sobre la muralla de la mansión, entonces imprimí velocidad a mis saltos que lentamente me llevaron hacia el gran palacio; cuando los soldados del paredón real me observaron levantaron sus manos para saludarme, pues me conocían desde antes y sabían que estaba allí por por ser uno de los antiguos generales, todos levantaban su vista al cielo, pues desde que los habia rescatado en la ultima guerra de una muerte segura veían en mi una especie de bendición de sabiduría al elevarme una plegaria, por ello siempre tenia en mente elevar la moral de las tropas, uno nunca sabe cuanto duraría la paz instaurada por el señor Fuxi.
Finalmente llegue ante mi señora, pude detectarla por su suave y sutil cosmos, estaba sentada tan pura y esbelta como siempre junto a ella había un hombre de mediana edad que reconocía como un par y de alguien mas que no sabia identificar.

- Mi señora, Sion, guardián de la sabiduría a sus ordenes - me detuve como el aire junto a Nuwa arrodillado y con la mirada clavada en el piso, no me sentía digno de su mirada - Es un honor servir bajo sus ordenes... espero no decepcionarla... -

Si bien la presencia del señor Fuxi allí era suficiente, yo no deseaba para nada dejarla en manos de alguien mas, donde todos veían a Nuwa, la poderosa diosa... yo aun veía a mi señora Eilinel y para mi era lo mas importante su seguridad, no me acostumbraba aun al cambio y mucho menos a lidiar con una diosa... ¿Como seria en realidad Nuwa?

Off: tengo que ir a un tema de un amigo. Volveré lo antes posible.

Mi alegría quería ser transmitida en los demás en forma de confianza y regosijo, dejando atrás toda señal del dios serio e insensible que intentaba aparentar. Quitarme aquella capucha del demonio me hacía sentirme libre, liberado... era dificil de explicar, y a la vez parecía estúpido a simple vista.
Otro de los dragones imperiales de mi amada hizo apto de precensia, Sin perder tiempo me levante de mi mesa y me fui de la sala. Tan pronto como me fui volví, cargando una segunda mesa exactamente igual a la primera y coloque esa mesa al lado de la primera dejando apenas 1 centímetro de distancia entre una y otra. Otra vez repitiendo el proceso que parecía una costumbre, me fui y volví con una silla, y la coloqué lo más cerca posible del asiento de Nuwa, pues sabía que los dragones imperiales la apreciaban y se sentirían más a gusto cerca de ella.
Entonces noté un nuevo cosmos, y mire disculpandome a todos los aqui presentes.

-Lo siento, pero me tengo que retirar. No tardaré nada-

Les dije. Con un movimiento rápido de manos cubrí mi rostro con las tinieblas de mi capucha. Con tranquilidad, me fui de palacio...

Mantuve silencio ante la situación, no era del tipo de personas que se inmutara fácilmente y por alguna razón Eilinel me estaba mirando de frente, lo cual me hacia estar cada vez mas nervioso, su mirada y su manera de pronunciar mi nombre me daban una especie de certeza de que no recordaba en lo mas minimo mi persona, esto me desalento bastante. Finalmente cuando aparto su vista hacia el Dios Fuxi pude volver a mirarla de frente, estaba igual que siempre pero un halo de misterio la envolvia... sin dudas Nuwa estaba dentro de ella y no volveria a ser la misma, de alguna manera consumia mis esperanzas de que todo volviese a ser como antes. Ahora estaba confinado a servir bajo su servicio y ser solo otro guerrero chino.
Me sente ante la invitacion de Fuxi, estaba junto a ella y sin embargo no podia quitar ese sentimiento de lejanía, observe entonces a mi "compañero", era una persona misteriosa en verdad, rapidamente volvi la mirada sobre nuestro "invitado", el en verdad me daba escalofrios...
Nuwa no espero mucho mas y con toda la cortesia del mundo opto por retirarse, yo observe a todos mientras las noticias se daban y mantuve un silencio sepulcral, mis pensamientos estaban en otros menesteres. Nuwa se puso de pie hizo una reverencia y se disculpo con el tal Ifrit, ahí comprendí que se trataba de un dios.

- Mi señora yo tambien partiré con usted... -

Wesker me observo y entonces asenti con la mirada, rapidamente me puse de pie e hice una reverencia bastante pronunciada.

- Lamento dejarlo aqui su divinidad, pero creemos que es mejor que el señor Fuxi, su anfitrion, se ocupe de las visitas... yo por mi parte debo seguir a mi señora... que tenga un buen viaje de regreso a su tierra -

Dicho esto me giré sobre mi mismo y caminando hacia la ventana me deje caer al vacio, alejandome a gran velocidad hacia el templo de Nuwa.