visitando a las tranqulas aguas del nilo

las arenas se movían impacientes, el viento cálido se tornaba frió, el equilibrio del caos, y el de todo Egipto se veía alterado por una presencia no humana, incluso el Nilo lo podía sentir, sus aguas cristalinas y puras se oscurecían tenuemente. Al sentir aquello el dios egipcio no se alarmo, solamente procedió a llamar a sus guardianes, pues su poder seria suficiente. Un cosmos brillante y oscuro apareció en medio del majestuoso y sagrado río Nilo, la figura de un hombre, mas bien la figura de un dios, era Ra su cuerpo era formado por un cosmos morado y la figura de su Armadura sagrada estaba a sus espaldas, las aguas del rió de vida egipcio se paralizaron, observo seriamente ala guardiana que se encontraba bajo sus ordenes en aquel lugar y se pronuncio.

Joven Halim, guardiana celestial de Maat, quiero que sigas mi cosmos y te dirijas a lo profundo de los desiertos, pasando las dunas que ves en el horizonte al occidentes, allí me encontraras, quiero que agas un trabajo para mi, así que date prisa y marcha de inmediato, dichas aquellas palabras desapareció la esencia del dios de los desiertos, dejando un rastro de cosmos que solo sus guardianes podrían detectar para que lo siguiese hasta aquel lugar, donde su primera misión se revelaría.