Sune vs Gareth

Corrí con todas mis fuerzas, lo más rápido que me era posible, la tierra se quebraba y se levantaba a mi paso, dejando un fiero rastro, pero aquel hombre también había dejado su marca en aquellos caminos rodeados de la espesa arboleda ¿Cómo podía ser? Que un ser tan despreciable como ese dorado fuese capaz de herir de semejante forma a Seisyll, no se lo perdonaría, le quitaría la vida con mis propias manos así fuese lo ultimo que hiciera. La ira me invadía el cuerpo y así mi fuerza crecía descomunalmente y no parecía querer limitarse. Retroceder no era una opción, y los destrozos que dejaba a mi paso me asegurarían que esa asquerosa alimaña no se escapara. Lo sentía cerca, me regocijaba tan solo pensar que podría en segundos estar golpeándolo hasta romperle cada centímetro de su anatomía.

-¿Dónde te escondes maldito?- chillé con severidad, dejando salir todo el enojo, que si podía escucharme tuviese miedo de lo que le esperaba, la pagaría caro, muy caro…

-Imperdonable.- musité por lo bajo conteniendo la presión que se generaba en mi mandíbula que continuaba tensándose cada vez mas. Una silueta, divisé una sombra movediza en la distancia.

-Te encontré…-

-Maldito, te castigare…No sabes con quien te has metido.- musité al reconocer su figura avanzando a gran velocidad como si fuese a abalanzarse sobre mi, me posicioné preparada, si creía que por ser mujer podría tomarme a la ligera se equivocaba…Quien subestimaba, lamentaría luego no conocer mi capacidad destructiva.

Pero el caballero desapareció en un haz de luz burlándose, mis dientes se presionaron con aun más violencia, esa sabandija insolente se arrepentiría. Comencé a correr demostrando que también podía alcanzar una velocidad impresionante, arrasando con todo a mi paso. Choque mis puños a la altura de mi pecho y estos al instante se encendieron en llamas negras de mi cosmos.

-¡No te escaparás cobarde! ¡PAGARÁS LO QUE HAS HECHO!- grité con fuerza, su figura se mantenía a una distancia constante pero no lo suficiente para poder huir. Me frené en seco clavando firmemente los pies al suelo, retrayendo mi puño y con un envión de todo el peso de mi cuerpo golpeé el suelo. En un parpadear un cráter hundía el terreno bajo mis pies, y el estremecimiento que agrietaba y rompía la tierra se extendió por todos lados, alcanzando al dorado y encerrándolo en la sofocante prisión en la que gracias a mi ataque había convertido el aire en presión. Una sonrisa se torció en mis labios y sin esperar un instante mas me abalancé hacia él, haciendo arder mi cosmos para darle el golpe de su vida.

Spoiler:

Daño de ataque: [1050 + 300(objeto/guanteletes) + 350(bonus de ataque por cosmos)] +45%(cosmos) = 2465

HP: 3400

Supuse que me estaba subestimando al darle la espalda a mi ataque, sonreí comenzando a imaginar el sonido de mis nudillos y el metal impactando en su espalda, el crujir de sus huesos. Pero a meros centímetros de lograr golpearlo, mi puño se detuvo en un impacto mas seco, haciendo visible un espíritu en pose defensiva que al instante desapareció disminuyendo mi impulso. El dorado terminó por detenerme impulsándose con su pie desde mi mano, maldito ateniense osando mofarse. Mis dientes se presionaron mostrándose furiosos y gruñendo ante las palabras de aquel santo. Vendaba sus ojos, sin embargo no me pareció que fuese por menospreciarme pues su cosmos comenzó a aumentar, al parecer enceguecerse le ayudaba a concentrarse. Antes de que pudiera moverme o decir nada sus pies enardecieron y tras su grito lanzó una feroz patada. A su paso se podía sentir el aire cortándose y el entorno comenzando a hacerse trizas. Cerré mis ojos mientras crucé mis brazos, conteniendo en ellos el impacto de la patada y al instante aferrando mis manos como garras a esta para aprisionarla. Abrí mis ojos, clavando la mirada con severidad en el hombre, la cúpula de mi cosmos comenzaba a oscurecerse, fortaleciendo la prisión que ahora inflingía en la pierna del sujeto. Bajé a gran velocidad uno de mis brazos, quedando estos en extremos opuestos como las manecillas de un reloj. Liberando al mismo tiempo una llamarada negra que hizo estallar la cúpula junto a su pierna enviándolo a volar unos cuantos metros atrás. Con una velocidad inhumana mis puños ya encendidos en un cosmos feroz y destructivo fueron a parar ambos al suelo, incrustándose en este creando un destrozo mas prominente y que la tierra y la presión que generaba lo mantuviera clavado a la tierra al caer.

-No hables como si fueses sabio pues no eres libre de crimen, maldito. Has dañado a mi señor, como su mano derecha, juzgaré tus pecados…pero tu alma no descansará, pasará por los peores infiernos.- Volví a retraer mi puño, sediento de su dolor, una vez mas me dispuse a cargar contra él. -Veamos si soy capaz de traspasar esos estorbos muertos y romperte esa asquerosa confianza… ¡Destrucción!- espeté con furia ansiosa por clavar las garras de los guanteletes en su carne y apreciar su sufrimiento como precio por su osadía.

Spoiler:

Daño de ataque: [1050 + 333,2(10% ataque enemigo por defensa)] +456,456(33% cosmos + lagrima) = 1839,656

HP: 3400

No tenía duda que el poder del cosmos y de los atenienses no era de subestimarse, pero me sorprendía que a pesar de la fuerza que poseía y la ira con la cual lo atacaba, el enardecimiento, no tuviese ni un rasguño, no pudiese ponerle una mano encima ni por un momento. Me enfurecí de tal modo que creí perdería la cabeza, pero estaba muy atenta, lo suficiente para ver su puño cargado de una luz intensa, preparando un golpe de seguro devastador a tan poca distancia.

Reaccioné a tiempo, imaginando que aquello9 seria nada más que eso, un golpe cargado de cosmos, un grave y letal error. Dí un paso atrás anteponiendo mis brazos en forma de cruz para contener su golpe y pronto encerrar su brazo en mi cúpula protectora. Pero no sentí impacto alguno, sentí un extraño cosquilleo en mi interior y elevé mi mirada por sobre mi hombro, observando al ateniense detrás de mi como si me hubiese pasado de largo. ¿Eso es todo?

Pero antes de poder darme vuelta sentí un ardor en mi pecho, y al bajar mi mirada pude ver mi corazón, mis huesos, una luz se esparcía por el centro de mi pecho. Su sentencia resonó en mis oídos al tiempo que sentí todo mi cuerpo arder y desintegrarse. Caí de rodillas tomando con fuerza mi corazón llegando a clavar las garras en mi piel queriendo arrancarlo de mi pecho. Comencé a ahogarme en la sangre que brotaba de mi boca y mis ojos, ya no podía escuchar. Todo se volvía oscuro, y en segundos el dolor comenzó a desvanecerse dando paso a una sensación de adormecimiento. Me lancé hacia el hombre, con la ultima pizca de mis sentidos supe que había logrado dejar una buena marca con mis garras en el rostro de ese sujeto. Me desplomé en el suelo, unas lágrimas brotaron de mis ojos mezclándose con el carmesí de la vitalidad que me abandonaba. Una ínfima sonrisa surcó mis labios, sentí que la calma me abrazaba y me sumía en un sueño donde me esperaba aquel que amaba.

-Seisyll…- fue lo único que pude pronunciar con mi último aliento.

HP: 0 (negativo en realidad XD)